26 de julio de 2015

¡Los pies están hechos para bailar!


 En esta ocasión, si he decidido escribir tras tanto tiempo sin hacerlo, es por un único motivo, por pedir perdón,

Perdón por haberte hecho soportar años de pensamientos negativos, de foco en lo que no funciona, en lo que falta, en lo que podría mejorarse. Años de fijación en lo insuficiente, en la posibilidad de que algo salga mal, en lo gris, en lo oscuro.

Perdón por no haber compartido contigo el mundo en color, la energía y las ganas de vivir. Perdón por no haber compartido contigo la ilusión, la desvergüenza y el desenfreno.

Por no haber corrido sin dirección, por no haber arriesgado por amor. Por no haber entendido la vida, por no haber entendido la rima de cada minuto, de cada paso, de cada oportunidad que nos da la vida.

Perdón por tener tantas cosas dentro y no haberlas compartido. No fue egoísmo, no fue mala uva, simplemente no sabía que tenía para ofrecer, no sabía qué es lo que hay que ofrecer, quién era, quién soy, por qué yo.

Perdón por un pentagrama vacío de notas creativas, de música continua. Perdón por terminar con un requiem oscuro que nubló el cielo por años. Perdón por tan siquiera haberme atrevido a bailar, a mover mi alma al ritmo de la tuya. Perdón, no es culpa mía, solo que no sabía para que servían los pies.

15 de marzo de 2014

M.

Lines and Curves by idoazul
Lines and Curves, a photo by idoazul on Flickr.
Andaba, andaba y no paraba. Nunca tenía claro si andaba en línea recta como las semanas o en círculos como un reloj. Daba vueltas y más vueltas pero nunca llegaba al mismo sitio, pero nunca salía de ese punto.

Doblaba a la derecha por las calles de piedra empinadas camino a la casa del artista. Sabía que no lo vería, pero podría ver su obra. Podría ver los colores sobre el frío cemento, sobre el polvoriento y viejo ladrillo. Podría escuchar las palmas de fondo, los cantores, las guitarras. Los gritos de la muerte que todavía rondaba en su cabeza. Los coros del ruido que todo lo inundaba. Ruido.

Comenzó a caminar muchos años atrás. Comenzó sin saber a dónde ir. Un día de invierno lo parieron y así se convirtió en uno más, uno más de los miles de millones que yerran por el mundo caminando, unas veces en línea recta, otras en círculos. Unas veces conscientes de la dirección y otras sin saber qué ocurrirá. Nunca tomaba decisiones sobre qué camino elegir, se dejaba llevar por algo que nunca entendió bien qué era, pero le hacía caso. Quizá eso sea la fe.

Pasó por múltiples calles, callejones, veredas de ríos, campos yermos y asfaltos de todos los tipos e idiomas. Recordaba ahora un paseo que le llevó a conocer a M. Caminó con él durante mucho tiempo. Compartieron risas y preocupaciones, compartieron vuelos altos y bajos. Descubrían juntos los límites de la locura, los límites de la adolescencia, ese punto en el que todo termina de estructurarse por dentro, ese punto en el que la sociedad comienza a cobrar su derecho de pernada. Ya vas siendo un hombre y has de aportar, has de devolver a tu tribu lo que te han entregado para que llegues hasta aquí.

M nunca soportó la presión, calló y cayó cada vez más bajo. La luz de su mirada y la brillantez de su cerebro se fueron volviendo oscuros y retorcidos, su apellido fue pesando cada vez más y, al final, renegó de todo. Renegar de todo es comenzar por renegar de uno mismo, creerse inferior al resto como si hubiese escalas, como si hubiese norte y sur en los puntos cardinales del ser humano. Esquizofrénicamente comenzó a odiar lo de fuera y a quedarse dentro, a oscuras en su mente, a oscuras en su inteligencia. El odio contra un enemigo ficticio fue haciéndose cada vez más grande, nunca lo aplacó pues nunca pudo enfrentarse a ese enemigo que no existía. Confundió la vida con su enemigo. Confundió crecer con demostrar. Confundimos caminos y no supo rectificar.

Ahora que andaba por calles similares se acordaba de M. Nunca más supo de él. Nunca más se vieron y cada cual siguió su camino, cada cual siguió andando. Uno en círculos el otro en línea recta y ninguno con rumbo. Se acordaba ahora de lo bueno que M. era resolviendo ecuaciones, derivando o integrando. Su capacidad matemática era por encima de la media. Su capacidad de entendimiento era por encima de la media, pero nunca llegó a comprender nada, como los grandes genios.

7 de enero de 2014

Caminante no hay camino...

Last 2013 sunset by idoazul
Last 2013 sunset, a photo by idoazul on Flickr.

La vida es un caminito que se camina en solitario
un caminito que nunca se sabe hacia dónde va
un trecho que has de recorrer pues para eso te pusieron en el mundo.

Decía aquel que el camino se hace al andar
que al volver la vista atrás se ve la senda
que nunca se ha de volver a pisar

Nunca se ha de volver a pisar la senda que se deja atrás
pero el recuerdo martillea constante
como las olas de un embravecido mar
tratando de inundar todo, tratando de no callar

No hace falta volver la vista atrás para recorrer de nuevo un camino
no hace falta desandar lo andado para sentir escalofríos
no es necesaria una tormenta para tener el alma embravecida

Y agradezco cada paso que he andado
agradezco cada gesto regalado
cada caricia que me han dado
cada mirada que he atrapado

Y agradezco que te hayas dejado
que hayas querido estar un rato a mi lado
en este camino incierto
es bonito sentirse amado

Decía el mismo en un retrato que se hizo
que al partir la última nave, esa que no ha de volver
lo encontrarían ligero de equipaje, casi desnudo
como los hijos del mar

Yo espero partir lleno de recuerdos, vacío de vacíos
yo espero partir lleno de caricias, de regalos en mi mente
poder volver la vista atrás y ver que di cuanto tuve, cuanto pude
espero me sepan perdonar si no fue suficiente

Y agradezco mi suerte y agradezco estar vivo
agradezco a mi gente, a los que ya murieron, a los que aun siguen vivos
intento andar sin dañar a quien se cruza conmigo
intento andar sin esperar que me ocurra lo mismo.

30 de septiembre de 2013

Faith

Faith by idoazul
Faith, a photo by idoazul on Flickr.
Pasar cientos de horas al día hablando sin mover los labios, sin articular palabra, a través
de esa conversación interior que baila entre siempre darte la razón cuando empiezas a enloquecer, o siempre negarte la ilusión cuando empiezas a decaer.

Andar miles de kilómetros al día por las calles de una ciudad que lleva años cambiando sin que te des cuenta. Que lleva años cambiándote sin que te enteres que todo cambió en el momento en que tu conversación dejó de fluir, tus palabras se atascaron y se fundieron con tus pensamientos.

Contar miles de chistes sin auditorio, guardando egoístamente la inteligencia de tu paranoia para ti, para tus caminos, para las veredas de tus ríos pobladas de amapolas cargadas de sedantes.

Soñar miles de sueños y matarlos al momento que abres los ojos y todo sigue ahí, con el reloj parado en la misma hora, con el tiempo esperando consumirse, consumirte. Dejar pasar todo, dejar que el humo se convierta en tu próxima morada.

Esperar, esperar una y otra vez que el reloj se ponga en marcha, que vuela a caminar y el blanco y negro de tus fotos adquiera color, suba el contraste y el bokeh de tus recuerdos aumente para centrar el foco en el presente, el presente que vendrá o que ya está aquí. El presente que emana esperanza para avanzar hacia el futuro.

En la iglesia lo llaman Fe. Así lo llamaré yo, pues Fe viene de lealtad, lealtad a la esperanza que si no perdí hace 15 años no perderé jamás. Lealtad a uno mismo, lealtad a la vida, lealtad a soñar, a contar chistes, a caminar, a avanzar día a día. Lealtad.

14 de septiembre de 2013

Playing alone

Playing alone by idoazul
Playing alone, a photo by idoazul on Flickr.
Una cuerda y una caja de cartón,
calles estrechas de aromas coloridos
todo lo que necesitas está en tu imaginación
cuando te quieras dar cuenta serán recuerdos perdidos

Te cruzas con gente que aparece en tu camino
no haces caso aunque quieran hablar contigo
la cuerda y el cartón son tus únicos amigos
la conversación esconde siempre intereses furtivos

Una cuerda y una caja de cartón
calles estrechas llenas de sonidos
todo lo que necesitas está en tu imaginación
cuando te quieras dar cuenta será tu peor enemigo

Vas creciendo y toca decidir
tomar decisiones que dibujen el camino
aun eres joven pero ya te apoyas en el vino
que difumina las líneas, que alterará tu destino.

Una cuerda y una caja de vino
mentes estrechas ensucian tu camino
todo lo que necesitas lo altera tu imaginación
no recuerdas nada, te quedaste dormido

Vas creciendo y toca compartir
adoptar posiciones, buscar asociaciones
aun eres joven pero te apoyas en el enemigo
cuando te quieras dar cuenta será tu más estrecho amigo

Una línea y una caja de vino
espejos brillantes que empolvan el camino
por más que buscas ya no encuentras tu imaginación
se volvió esquizofrénica en algún punto del camino

Vas madurando y ya no encuentras sentido
todo lo que soñaste, ahora se ha perdido
los sonidos, los colores, las calles
en vómitos se han convertido

Una cuerda y una caja de cartón
por dentro, un gran vacío
un puntapié, una última exhalación
dices adiós a la vida que has perdido.

1 de septiembre de 2013

Cuadernos



Quizá pensamos desde siempre que la vida es un único block de notas en el que vamos escribiendo día a día todo aquello que nos pasa. Un gran cuaderno que vamos manchando a lo largo de nuestro paso por el mundo. Vamos pegando recortes, fotos, textos y vivencias. A veces nos saltamos unas cuántas páginas en el orden lineal y escribimos lo que nos gustaría que ocurriese cuando lleguemos a ellas. Unas veces coincide lo que escribimos con lo que finalmente pasa y otras no. El problema es que en este cuaderno no se puede borrar, de una manera u otra todo lo que ponemos en él permanece, incluso hay quienes llegan a confundir en las páginas aquello que escribieron saltándose páginas y aquello que realmente ocurrió.

Cuando vamos escribiendo somos incapaces de darnos cuenta que, en realidad, no hay un único cuaderno, la vida se compone de muchos de ellos. Continuamente estamos terminando las páginas de unos y abriendo cuadernos nuevos para enfrentarnos de nuevo a la hoja en blanco, al vacío por llenar, al volver a escribir una historia en un nuevo cuaderno. Puede ocurrir que unas veces lo que te ves obligado a escribir te guste más o menos. Otras veces puede ocurrir que tengas constantes ganas de saltarte hojas y escribir más sueños que realidades. Otras veces, la historia te deja bloqueado por tiempo y no eres capaz de escribir nada más allá del constante tic-tac del tiempo pasando.

Hay épocas en las que el cuaderno se va llenando con manchones de tinta, recortes mal pegados y letras desordenadas. Otras, el manuscrito queda más limpio y ordenado, más claro y agradable. Creo que es importante poner el mejor empeño en comenzar nuevos cuadernos con nuevas historias, con buena letra, sin borrones ni necesidad de tachar, sin necesidad de ensuciar el blanco papel con manchas que no sean las oportunas  Creo que es imprescindible que jamás tengas la necesidad de dejar páginas en blanco, de saltar una y otra vez en el tiempo sin escribir nada en el presente, eso es lo peor que te puedes hacer, sería la historia más aburrida jamás escrita. Escribe algo todos los días e intenta mejorarlo al siguiente.

25 de febrero de 2011

Edades




4
-!Que no entre! Si entra todo se derrumbará, tendremos que volver a empezar de nuevo. Nadie puede entrar en la habitación, no puede entrar la luz, no puede haber nadie más, si entran todo se irá, desaparecerá la calidez, volveremos a la superficie, volverá a hacer frío. Tendríamos que esperar a que se vayan para volver a construir, para volver a levantar esas pequeñas construcciones en la cabecera de la cama, me gustan, son pequeñas construcciones que zumban, zumban cálidamente, es un zumbido que adormece, relaja, cuanto más altas son más zumban, más te relajan, más cálido se va volviendo todo, zumba, vibra. Cuanto más y más crecen más y más profundo se vuelve todo, más y más oscuro, cálido. Me gusta estar así, aislado, calentito, profundamente enterrado. Espero que nadie entre, ¡nadie puede entrar!. La goma sigue sujetando mis pies, las sábanas están algo mojadas, pero hay calidez, zumbido, oscuridad y poco a poco la construcción es más y más alta, poco a poco hay más y más paz. Se está bien.
8
Todo ha cambiado, todos han desaparecido, todo ha desaparecido, hay un zumbido lejano -¿serán ellos? Da igual, ¡qué más da! ya no están, se acabó, no tengo que fingir más, no tengo que esforzarme más por entenderlos, la lucha terminó, ellos ganan, ellos se quedan con su estúpida lucha de nivel, con sus estúpidas normas y su competencia, se lo pueden llevar todo allá a donde vayan, ya no me importa, sólo espero que nadie venga, que nadie pise esta zona, están construyendo y se vendría todo abajo, desaparecería esta calidez, desaparecería esta paz, me volverían a arrancar a la superficie, sentiría frío, los volvería a ver, el zumbido lejano se convertiría de nuevo en un ruido invasor de estúpidas modas que vuelan, espero que no venga nadie, aquí se está bien, aquí no hay nadie y nadie puede haber, si alguien viniese sería catastrófico, tendría que volver a empezar, tendría que volver a verlos, tendría que volver a crear esta cálida atmósfera, no es fácil.
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La escala ha vuelto a cambiar, es fácil jugar con las escalas ¿lo hará todo el mundo? ¡no sé, no me importa! Espero que nadie aparezca, ahora que he conseguido cambiar la escala, sería un desastre tener que volver a intentarlo, tener que volver a verlo todo tal y como es. Aquí se está mejor, el universo lo he metido en un metro cuadrado de arena y ramas, ramas que vibran, que zumban, aquí se está bien y no hay sitio para nadie más, eso me gusta, eso hace que sea un buen sitio, a mi medida, con mi escala, con mi temperatura, con mi aislamiento. Se está bien, puedo ir más profundo, puedo perderme más, seguro que se está más cálido, seguro que se está mejor más abajo. Espero que no venga nadie, que no me hagan volver a poner el universo como es, no quiero tener que volver a cambiar las escalas, no quiero tener que volver a verlos, no me gusta su frío, no me gusta su escala. Aquí se está mejor, zumba, baja, oscurece. Calidez entre las ramas. ¿Todos los humanos seremos capaces de hacer esto? ¿Por qué no lo hacen?
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La tierra vibra, el suelo zumba, ¿izquierda o derecha?, no conozco ninguno de los dos caminos, no conozco qué hay más allá. Cada paso me adentra más en el silencio, cada paso me adentra más en el aislamiento, cada paso me transmite el vibrar de la tierra, el zumbar de la soledad, su calidez, su oscuridad. El camino es polvoriento, espero ver algo interesante, espero que el camino dure, se está bien, no hay nadie, se está cálido, hace calor, es de día, ¿qué habrá más allá? Espero conseguir una buena, espero que nadie venga, espero que nadie aparezca, que nada interrumpa. El camino avanza, poco a poco se está más cálido, más profundo, más oscuro. Las piedras zumban, transmiten calidez, el suelo vibra, no hay nadie, no hay nada. Mi estómago zumba, cosquilleo, calidez. Se está bien y no hay nadie, espero no encontrarme a nadie, espero no tener que retroceder todo el camino, volver a empezar, volver a ver el sol, que sigue ahí pero que ya no veo, que ya no me calienta. Se está bien, ha paz, hay calidez. ¡Nadie puede venir!
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Caos, puro caos. ¿Por qué no entra? ¿cuántas corrientes habrá? Es caótico, es imposible adivinar su próximo movimiento, su próxima ruta. No se puede saber si volverá o se quedará en el fondo, si se quedará allí para siempre, hundida, aislada ¿no debería flotar? ¿las corrientes están hundiéndola? El agua vibra, el suelo zumba, se está bien, se está cálido y cada vez la semilla está más profunda, cada vez se aísla más en el fondo, ¿querrá volver a la superficie? ¿volver a sentir el oxigeno, el frío, el mundo? Se está bien, todo tiene un cálido zumbido, todo tiene su justo punto de aislamiento, de equilibrio, el caos acomoda las vibraciones que me adormecen, que me mandan más y más profundo, que me equilibran, que defienden el pequeño mundo que acabo de crear a mi escala, a mi gusto, a mi temperatura. Podría estar días así, podría no comer con tal de no volver arriba, donde hace frío, donde nada zumba, donde el aire se respira por necesidad. ¡Espera! ¡Qué ha pasado! Me han sacado de golpe a la superficie, me han hecho abandonar mi pequeño mundo, todo ha dejado de zumbar, todo ha dejado de compartir su calidez. ¡Qué ha pasado! Ha sido ella, me ha atacado por la espalda, me ha rodeado con sus brazos, me ha hecho volver súbitamente al mundo de escala normal... ¡Espera! noto calidez, noto que todo vibra, se está bien, se está cálido, en equilibrio, en paz. Con ella se está bien, mi mundo vibra, el suelo zumba y no hace frío. Nunca más estaré solo.

16 de diciembre de 2010

Retrovisor




Conducir por el tortuoso camino de la vida mirando por el retrovisor es un claro síntoma de lentitud mental, queda claro pues que si uno no es capaz de asimilar la vida en tiempo real, mirando a través de la luna delantera mientras conduce, tendrá que asimilar la vida en retrospectiva, mirando hacia atrás y tratando de entender en diferido.


Conducir por el tortuoso camino de la vida mirando por el retrovisor es un claro síntoma de añoranza. Buscar en el pasado un refugio donde capear el presente; ese presente casi siempre extraño, huraño y escurridizo.


Conducir por el tortuoso camino de la vida mirando por el retrovisor es un claro síntoma de ceguera provocada, de que mirar hacia delante es absurdo, pues el camino nunca se muestra y el futuro es incierto, tan incierto como puede llegar a serlo el pasado.


Quizá el comenzar a utilizar el retrovisor es un síntoma de edad, de madurez. Quizá el intentar entender las cosas mirando hacia atrás sea una completa estupidez, pues los paisajes que se pintaron en el pasado los soñó otra persona, los proyecto otra mente que ahora busca su reflejo en el presente.


Quizá cuando más camino se recorre más se utiliza el retrovisor. Quizá cuando más se utiliza el retrovisor más riesgo se corre de perder el rumbo, de perder el presente, de perderse en la niebla de la confusión. Quizá los puntos de la vida sólo pueden unirse mirando hacia atrás. Quizá mirar hacia atrás es caminar con más seguridad hacia la incertidumbre del futuro ¿para qué mirar hacia delante si, en realidad el camino nunca se ve?


Quizá intentar entender el presente es como intentar memorizar cada detalle del camino, cada trazo de realidad, cada mota de polvo que remueve el bólido que conduces a siempre más de lo permito pero menos de lo exigido, devorando kilómetros de tiempo en cada parpadeo, devorando toneladas de entendimiento en cada curva, desvelando las noches con sus penetrantes faros, dejando sus huellas en el camino, en la memoria que es donde habita el eterno presente.


Quizá no se puede construir un presente sin entender el pasado.

.


24 de marzo de 2010

Amor


Puedes llevar viendo a una persona toda la vida y aun así, no haberla visto jamás.

En tu caso, nunca sabré cómo eres en nuestro plano de realidad, cómo serías si no tuvieses tu enfermedad, enfermedad que por otra parte es la que hace que seas tú, que seas único, especial, genial.

Creo que sólo una vez te vi, sólo una vez tus ojos se mostraron transparentes, limpios y directos en el plano real, por desgracia la realidad superó a la ficción, como un pájaro que se escapa de su jaula sabiendo que volverá a ella, a su protección. ¡jamás vi unos ojos tan hinchados de llorar! Jamás vi unos ojos tan llenos de amor, y es que muchas veces pienso que tu verdadera enfermedad no es otra que el exceso de amor.

19 de diciembre de 2009

Imaginación


Cuando la imaginación no tiene límites, ésta se expande en todas direcciones como un cáncer incontrolable. Invade los sentidos de la realidad y difumina la línea entre lo real y lo imaginario, como un dibujo hecho a carboncillo en el que puedes difuminar más y más hasta que llega un momento en el que hay más borrón que claridad, más grises sin forma que líneas definidas.

Cuando toda tu vida la has pasado difuminando las líneas entre la realidad y la imaginación, cuando toda tu vida la has pasado luchando en tu cabeza contra la mierda que entra por tus ojos, cuando el único motor que has tenido en tu vida se ha visto siempre secuestrado por un cerebro brillante que no ha sido capaz de entender que, en el universo existe siempre el contrario de todo; que la materia baila con la antimateria, que la vida se acuesta con la muerte y que el hermano del amor se llama odio.

Cuando una mente es capaz de ver más allá que cualquier otra, de interpretar y nunca olvidar datos, sean adquiridos, sean generados por la fuerza de la imaginación, cabe preguntarse si la verdad universal no es más que una locura absoluta que sólo las grandes cabezas son capaces de ver. Quizá la verdad sea tan cruel que convierte la vida de aquellos que la ven en un eterno paseo por la angustia. El infierno de saber, en algún recóndito lugar del más recóndito segundo de tu vida, que todo lo que llena las estanterías de tus recuerdos es un holograma.

Que la imaginación sea una caldera insaciable que quema cualquier detalle real para crear esa energía que alimenta nuevamente la imaginación desbordada de aquel que, quizá, lo único que ve es la realidad que el resto no vemos, puede sonar interesante, pero en realidad, esa realidad que no existe mas que en una realidad imaginada, se convierte en un infierno que, igualmente es imaginado. ¿Qué ocurre cuando ese infierno de vivir una realidad que no es real se mezcla con que, en el plano de las emociones, sólo hay una realidad, y esta sí que es real?

Qué ocurre con los sentimientos de aquel que está solo en la realidad que él mismo imagina pero que es en la que vive. Imagina que vives en un mundo en que estás sólo tú. Es una de esas grandes soledades que, en este caso está generada en un plano imaginario, pero que la sombra de emociones que crea se proyecta directamente en el plano real. Es así como la imaginación enferma proyecta sus síntomas en las emociones del plano real, creando un círculo vicioso en el que el corazón es la víctima. Es así como se demuestra que, en la complejidad de la existencia del ser humano, la imaginación es un órgano que, al caer enfermo provoca la mayor de la enfermedades, la angustia continua en el corazón, una angustia que se alimenta de la necesidad de dar de comer a la bestia obsesiva que tu imaginación creo tantos años atrás que, todo los recuerdos que viajan en tu maleta se convierten en amargos poemas que nunca se escribieron pero que tú repites constantemente, como un niño que memoriza las tablas de multiplicar, algo que nunca antes existió en su mente, pero que, a base de repetirlo una y otra vez, se convierten en una realidad que lo acompañará durante el resto de su vida.

Cada uno de nosotros, cada persona mediocre que el valor que asigna a la imaginación va desde la buena hasta la mala. Cada uno de nosotros que vemos en la imaginación el disfrute colorista de los cuentos que nos venden, cada un de nosotros seremos incapaces de entender y comprender que la imaginación puede convertirse en el mayor enemigo de ver siquiera cualquier atisbo de felicidad, que si no se controla, la imaginación se expande pudiendo llenar tu vida de amargura, pudiendo llenar tu vida de dolor.

Si mezclamos la imaginación enferma con un corazón generoso que trata de defender todo aquel al que quiere, el sufrimiento se multiplica exponencialmente para esa persona que comete el error inconsciente de trasladar los sujetos que ama al plano imaginario, donde por naturaleza, todo lo real corre peligro. Así pues, al trasladar estos sujetos reales al plano imaginario, se genera un torrente de emociones que van directamente desde el plano imaginario al real, colapsando los sentimientos y emociones y dejando las cicatrices en el corazón que fueron creadas con el látigo de la imaginación, creando unas cicatrices tan reales que no desaparecen nunca.

Que gran parte de tus recuerdos sean imaginados, no les quita valor, pues, al estar escritos en el mismo libro que los reales, los ojos que los leen no son capaces de distinguir entre realidad y ficción. Así pues, cualquier recuerdo que haya sido generado desde el plano imaginario, al igual que las emociones, queda escrito en el plano real, convirtiéndose en nuevas realidades que perduraran para siempre.

- Si supieses todo lo que me han hecho en la vida, llorarías - decías. Esta frase refleja perfectamente el porcentaje de realidad y ficción imaginada que tiene la vida de aquellos que tratan de luchar contra la maldad del mundo con la inteligencia como única arma, pues lo único real que queda al final es el llanto que provocó la vida imaginaria y el dolor que ésta te provocó en tu realidad.