19 de diciembre de 2009

Imaginación


Cuando la imaginación no tiene límites, ésta se expande en todas direcciones como un cáncer incontrolable. Invade los sentidos de la realidad y difumina la línea entre lo real y lo imaginario, como un dibujo hecho a carboncillo en el que puedes difuminar más y más hasta que llega un momento en el que hay más borrón que claridad, más grises sin forma que líneas definidas.

Cuando toda tu vida la has pasado difuminando las líneas entre la realidad y la imaginación, cuando toda tu vida la has pasado luchando en tu cabeza contra la mierda que entra por tus ojos, cuando el único motor que has tenido en tu vida se ha visto siempre secuestrado por un cerebro brillante que no ha sido capaz de entender que, en el universo existe siempre el contrario de todo; que la materia baila con la antimateria, que la vida se acuesta con la muerte y que el hermano del amor se llama odio.

Cuando una mente es capaz de ver más allá que cualquier otra, de interpretar y nunca olvidar datos, sean adquiridos, sean generados por la fuerza de la imaginación, cabe preguntarse si la verdad universal no es más que una locura absoluta que sólo las grandes cabezas son capaces de ver. Quizá la verdad sea tan cruel que convierte la vida de aquellos que la ven en un eterno paseo por la angustia. El infierno de saber, en algún recóndito lugar del más recóndito segundo de tu vida, que todo lo que llena las estanterías de tus recuerdos es un holograma.

Que la imaginación sea una caldera insaciable que quema cualquier detalle real para crear esa energía que alimenta nuevamente la imaginación desbordada de aquel que, quizá, lo único que ve es la realidad que el resto no vemos, puede sonar interesante, pero en realidad, esa realidad que no existe mas que en una realidad imaginada, se convierte en un infierno que, igualmente es imaginado. ¿Qué ocurre cuando ese infierno de vivir una realidad que no es real se mezcla con que, en el plano de las emociones, sólo hay una realidad, y esta sí que es real?

Qué ocurre con los sentimientos de aquel que está solo en la realidad que él mismo imagina pero que es en la que vive. Imagina que vives en un mundo en que estás sólo tú. Es una de esas grandes soledades que, en este caso está generada en un plano imaginario, pero que la sombra de emociones que crea se proyecta directamente en el plano real. Es así como la imaginación enferma proyecta sus síntomas en las emociones del plano real, creando un círculo vicioso en el que el corazón es la víctima. Es así como se demuestra que, en la complejidad de la existencia del ser humano, la imaginación es un órgano que, al caer enfermo provoca la mayor de la enfermedades, la angustia continua en el corazón, una angustia que se alimenta de la necesidad de dar de comer a la bestia obsesiva que tu imaginación creo tantos años atrás que, todo los recuerdos que viajan en tu maleta se convierten en amargos poemas que nunca se escribieron pero que tú repites constantemente, como un niño que memoriza las tablas de multiplicar, algo que nunca antes existió en su mente, pero que, a base de repetirlo una y otra vez, se convierten en una realidad que lo acompañará durante el resto de su vida.

Cada uno de nosotros, cada persona mediocre que el valor que asigna a la imaginación va desde la buena hasta la mala. Cada uno de nosotros que vemos en la imaginación el disfrute colorista de los cuentos que nos venden, cada un de nosotros seremos incapaces de entender y comprender que la imaginación puede convertirse en el mayor enemigo de ver siquiera cualquier atisbo de felicidad, que si no se controla, la imaginación se expande pudiendo llenar tu vida de amargura, pudiendo llenar tu vida de dolor.

Si mezclamos la imaginación enferma con un corazón generoso que trata de defender todo aquel al que quiere, el sufrimiento se multiplica exponencialmente para esa persona que comete el error inconsciente de trasladar los sujetos que ama al plano imaginario, donde por naturaleza, todo lo real corre peligro. Así pues, al trasladar estos sujetos reales al plano imaginario, se genera un torrente de emociones que van directamente desde el plano imaginario al real, colapsando los sentimientos y emociones y dejando las cicatrices en el corazón que fueron creadas con el látigo de la imaginación, creando unas cicatrices tan reales que no desaparecen nunca.

Que gran parte de tus recuerdos sean imaginados, no les quita valor, pues, al estar escritos en el mismo libro que los reales, los ojos que los leen no son capaces de distinguir entre realidad y ficción. Así pues, cualquier recuerdo que haya sido generado desde el plano imaginario, al igual que las emociones, queda escrito en el plano real, convirtiéndose en nuevas realidades que perduraran para siempre.

- Si supieses todo lo que me han hecho en la vida, llorarías - decías. Esta frase refleja perfectamente el porcentaje de realidad y ficción imaginada que tiene la vida de aquellos que tratan de luchar contra la maldad del mundo con la inteligencia como única arma, pues lo único real que queda al final es el llanto que provocó la vida imaginaria y el dolor que ésta te provocó en tu realidad.

7 de julio de 2009

Trying to learn




¿Has tratado alguna vez de escribir con la mano que no lo haces habitualmente?

Si alguna vez lo has intentando, y no eres ambidiestro, te habrás dado cuenta lo realmente patosa que puede llegar a ser la escritura resultante, la impotencia que se siente al intentar escribir palabras que llevas toda la vida plasmando en papeles y que ahora, con la otra mano, eres incapaz de dibujar con acierto. Tu mente se retuerce intentando hacer algo que normalmente hace sin ningún esfuerzo, sin concentrarse en los trazos que ha de dibujar para anotar aquello que el cerebro, en un estado de relajación asombroso, ordena a tu mano. El problema viene en el momento que al jefe que desde lo más alto ordena, le cambiamos la mano, en ese momento este se siente frustrado ante tanta desobediencia, ante tanta falta de precisión en una tarea antes tan fácilmente ejecutada y ahora tan pésimamente llevada a cabo, es frustrante y hasta desesperante.


¿Has intentado aprender un idioma nuevo con 30 años?

Terminas de ver una película que te ha llegado a remover por dentro, la historia te parece de una originalidad tremenda y el trasfondo de la trama te parece un fiel reflejo de la más profunda esencia de las relaciones entre personas. A todo esto, desde tus básico conocimientos de imagen y fotografía, el cómo la cámara ha captado cada uno de los escenarios y colores que envuelven la historia a lo largo de la trama, te parece, cuanto menos espectacular. Así pues, la película te ha sugerido miles de historias y sentimientos que afloran a tu verbo en forma de miles de imágenes, adjetivos y metáforas. Al rato quedas con alguien que no habla tu idioma:

- How was the movie?
- ehhh... uhmmm... good. Great story and incredible photography, I think that the story is really... good and... uhmm...

Es todo lo que alcanzas a decir, el resto de grandes ideas y pensamientos se quedan en tu baúl español que sólo los hispano-hablantes entienden, y a veces con problemas.


¿Has intentando volver a aprender a andar de nuevo con 30 años?

Saliste de la operación hace un mes, parece que, so far, todo ha ido bien, ahora comienza la rehabilitación. Tu pierna está en buenas manos, te sientes con energía y lleno de ganas de volver a caminar como lo has hecho toda la vida, sin esfuerzo y sin pensar en cada paso cómo hacerlo. Sientes que en cuanto vuelvas a caminar nunca más vas a sentir esa pereza de levantar tu cuerpo para andar, de pensar que no tienes leche en la nevera e ir al supermercado andando es un rollo y está lejos, "mejor voy en coche".

Estás recostado en la camilla, el médico le dice a tu oído que levantes los dedos del pié izquierdo, tu oído le pasa el mensaje a tu cerebro, quien, en un acto reflejo, sin parar a pensar ni un momento, le ordena a los dedos de tu pié que se levanten, pero estos, en vez de ir para arriba, van para abajo, lo mejor de todo es que necesitas que tus ojos le digan a tu cerebro que su orden ha sido desobedecida, por que si no, este creería que todo ha ido bien. Lo intentas nuevamente, pero la frustración nace en el momento en que tu cerebro le dice a tu conciencia que no tiene otra manera alternativa de dar esa orden, que la orden es correcta, el receptor desobedece... pero cómo vas a enfadarte con el receptor si, tras meses de inmovilidad, por fin responde, mal, pero responde.


Es curioso ver cómo tres cosas tan sencillas como escribir, hablar y andar pueden llegar a ser, en ciertas circunstancias, lo más complicado a lo que te has enfrentado en tu vida... ¿o debería decir a lo que te has vuelto a enfrentar en tu vida?, pues estas tres cosas son adquiridas, las tuviste que aprender cuando eras un niño que apenas sabías no mearte encima. Es curioso ver qué difícil es aprender lo que aprendemos cuando somos pequeños, el trabajo que llega a realizar el cerebro de un niño en sus primero años de vida creo que no es comparable con ningún esfuerzo posterior. ¡Así pues, vuelve a pensar como un cachorro y andarás!

19 de febrero de 2009

Presente perenne




La escuchas hablar con ellas, la escuchas llorar con ellas. Jamás viste unas plantas tan llenas de vida, quizá porque están regadas con las lágrimas del amor, quizá porque están abonadas con la rabia de la incomprensión.

Años atrás entraste en sucios callejones, entraste en laberintos que tu cabeza era incapaz de controlar. Saliste de aquello, entraste en tu vida y él apareció. Y la vida se fue, y tu vida metió tu corazón en una caja pequeñita y bien cerrada. El destino te lo arrebató, se fue y te dejó sus plantas, su recuerdo y tu incomprensión.

Por las mañanas hablas con ellas, y le preguntas a él. Por las mañanas riegas sus plantas con las lágrimas del amor. Durante el día dudas caminos, piensas salidas y ves, poco a poco, destellos de libertad.

Apenas conocí unas horas los ojos que riegan el recuerdo de tu dolor. Apenas las vi, no las hablé, las respeté y las admiré. Jamás, vi plantas con tanta vida, con tanta luz.

Sé que sí, sé que las plantas te escuchan, y sé también que es a ti misma a quien hablas muchas mañanas, sé que es imposible guardarse todo dentro y no salir de vez en cuando a respirar. La cajita pequeña, sabes que es enorme, sabes que es un espacio que apenas acabas de comenzar a llenar, y es así, lo sé, ábrela.

Cuando una planta en una maceta está llena de vida, trasplantarla a suelo libre, de la forma adecuada, puede hacer que se convierta en una planta fuerte y firme, generosa en su belleza y generosa en su color.

Tu corazón, que quedó atrapado en una cajita pequeña, necesita salir, necesita comunicar y poco a poco, como una planta que crece y se hace fuerte, madurará y dará el fruto más sabroso que hayan visto. Lo sé, lo vi en la tranquilidad de tus ojos, lo vi en la serenidad de tus palabras, no hace falta que salga el sol todos los días para saber que, detrás de las nubes siempre brilla el sol.

Ya has regado bastante tu tierra con tus lágrimas, deja que salga el sol y crece en libertad, rompe la maceta y crea tu mundo como tú creas has de crearlo. Crea un mundo sin pasado, sin futuro. Créate un presente perenne.

14 de enero de 2009

Alea Jacta Est

“La suerte está echada”, una expresión habitual entre nosotros. Siempre he pensado que la mayoría de la gente, cuando dicen esta expresión lo hacen con la idea en la cabeza de “lanzar”, “los dados están lanzados y ahora veremos a ver qué nos depara la suerte (los dados)”. Yo, siempre lo digo con la idea de “echar” en el sentido de tumbar, descansar.

Cuando esa jovencita indolente y caprichosa que es la suerte se tumba a descansar en su lujoso sofá, es porque ya ha hecho su trabajo, ya ha organizado las piezas de su puzzle, ya ha decidido qué es lo que va a pasar en tu vida. Ahora sólo le queda tumbarse a descansar y observar cómo discurren nuestras vidas, siempre de forma indolente, sin remordimientos y con pasividad absoluta.

La suerte sólo puede verse hacia adelante, cuando te ocurren las grandes cosas en la vida (buenas o malas), en ese momento sólo puedes mirar hacia delante e imaginar cómo será tu vida a partir de ahora, sentir miedo, ilusión, ganas, pereza... mil sentimientos en función de lo que te esté pasando en ese momento.

En cambio, el destino sólo puede mirarse hacia atrás. Sólo puedes entenderlo cuando, según pasa el tiempo vas siendo capaz de ver cómo lo que te ocurrió fue configurando tu vida y cómo muchas cosas que en el momento de ocurrirte eran horribles, con el paso del tiempo resulta que es lo mejor que te podía haber pasado para llegar al punto en el que te encuentres en el presente. Esto es lo que se llama unir puntos, y esto sólo puedes hacerlo mirando hacia atrás.

El futuro no puede adivinarse y nuestra caprichosa amiga, aunque parezca que si en el momento que ocurren las cosas, no es la dueña de nuestro destino. Los dueños de nuestro destino somos cada uno de nosotros sabiendo manejar bien los acontecimientos que te ocurren en la vida, sabiendo qué es lo que queremos hacer y cómo lo queremos hacer.

Haciendo y no lamentando, es como controlamos nuestras vidas y como al final, lo que vemos al mirar atrás es cómo la suerte nos fue poniendo herramientas en el camino para poder llegar a donde queremos. Infinidad de veces esto nos parecerá imposible en el presente, pero cuando este ya caduca y se convierte en pasado, somos capaces de entender el porqué de las cosas. La rabia del presente, cuando se queda en el pasado, alimenta la esperanza del nuevo presente. Sólo abriendo puertas somos capaces de ver qué hay detrás.

Feliz cumpleaños amigo, todo irá bien.