
Quizá, la necesidad de amar, de compartir sin condición el cariño con los demás sea algo que es capaz de romper cualquier tipo de barrera, reventar la prisión de “lo bueno y lo malo” y desbordar los pantanos de la incontinencia, del inconformismo, buscando el placer de sentirte viv@.
El verbo amar está por encima de cualquier otra acepción del diccionario, por encima de convencional, por encima de “normal”, por encima del bien y del mal, de lo justo y del qué dirán. El verbo amar está por encima de los muros, de las rejas, de los húmedos patios de las cárceles que nos construimos. El verbo amar está siempre allá donde hay luz, donde el sol pega con fuerza para calentar.
Espero haberte podido ayudar, haberte podido entregar, con todas mis ganas, lo que viniste a buscar.
Gracias.