30 de septiembre de 2007

Volantazo




El exceso de energías conjugado con la falta de motivaciones. El esperar de fuera lo que ha de nacer dentro. El sentirse anclado por varios costados, anclado a vidas ajenas -y a la vez cercanas-, anclado al miedo, anclado a tus propios sueños, anclado a no soñar; a no saber qué es lo que te gusta, qué es lo que quieres, a no saber cómo conseguir lo que quieres, si es que lo sabes; si es que lo quieres.

Saber pegar el volantazo que te saque del camino, no es fácil. Saber que tienes que pegarlo porque el camino se acaba, porque ya no te lleva a ninguna parte, no es fácil. Saber qué es lo que te gusta y no poder hacerlo, no es fácil. Saber que nada te gusta, que nada te motiva, es duro, muy duro.

Como una silueta al atardecer, tu imagen puede ser fuerte y segura. Como en una silueta al atardecer, tu cara no se puede ver, tu ánimo no se puede saber, y cuanto más tardes en pegar el volantazo, menos luz le quedará a tus días, y poco a poco, te dejaremos de ver.

Grito por dentro; por fuera me hago el remolón.
Me pongo a güevo, entre la espada y la pared.
Grito por dentro; por fuera no me oigo ni yo.
No pasa nada: se nos arrima el buen humor.
(Extremoduro, pedrá)