5 de enero de 2008

Qué desilusión





Empezar a recorrer un camino nuevo y ver que en los 100 primeros metros todo te suena, todo es familiar, resulta duro. Máxime si cuando avanzas por esta nueva-vieja vereda, lo que te recuerda es un camino erróneo que hace años te condujo a la misma tristeza que te embarga a lo largo de los 100 primeros metros del nuevo camino.

Quizá, lo que sea común entre aquel camino erróneo y este nuevo no sean sus 100 primeros metros, sino los 500 últimos metros del camino anterior. Quizá el error haya sido la falta de memoria que conduce a caer en los errores del pasado, quizá el error haya sido el olvidar que hay frutos que sientan mal. Se paga con una buena indigestión el error de recolectar durante 500 metros pequeños frutos de ilusión, esos frutos que son de colores, como pequeñas rosas, que no hay dos iguales y que son altamente energéticos, pero altamente tóxicos.

Empezar un año nuevo y ver que todo lo que ocurre te suena, empezar un año nuevo viendo que, como siempre ocurre, el empacho de frutos de la ilusión que te diste en el año anterior caduca de golpe, tu estómago revienta y por un día te sube la fiebre de la tristeza. Empezar así un nuevo camino no es esperanzador, ver como los pequeños sueños que atesoraste en el anterior camino caen sin remisión en la vereda del camino de otros. Ver como caminos que deberían ser cercanos al tuyo cada vez, y sin remisión, se alejan más y más, año tras año. Ver que gente que te importa sólo sabe andar en círculos y sus caminos se convierten en una polvareda blanca en la que nada se distingue por efecto del mareo que provocan las vueltas entre tanto polvo.

Hay millones de caminos y cada cual elige qué suelo han de pisar sus pies, en qué suelo ajeno se mete y cuando salta de un camino a otro. Aveces creo que mi camino avanza en línea recta para unos temas y para otros es un eterno y yermo círculo que vuelve una y otra vez a lo mismo, que si no tiene rosas es porque dejo que me las roben o no las cuido, quizá sea porque nunca supe que hacer para que crezcan o quizá mi tierra no es la idónea. Pero mi camino me gusta, tiene un sol estupendo y casi nunca llueve, eso si, abrígate, siempre hace frío.

Feliz 2008 a todos.