7 de julio de 2009

Trying to learn




¿Has tratado alguna vez de escribir con la mano que no lo haces habitualmente?

Si alguna vez lo has intentando, y no eres ambidiestro, te habrás dado cuenta lo realmente patosa que puede llegar a ser la escritura resultante, la impotencia que se siente al intentar escribir palabras que llevas toda la vida plasmando en papeles y que ahora, con la otra mano, eres incapaz de dibujar con acierto. Tu mente se retuerce intentando hacer algo que normalmente hace sin ningún esfuerzo, sin concentrarse en los trazos que ha de dibujar para anotar aquello que el cerebro, en un estado de relajación asombroso, ordena a tu mano. El problema viene en el momento que al jefe que desde lo más alto ordena, le cambiamos la mano, en ese momento este se siente frustrado ante tanta desobediencia, ante tanta falta de precisión en una tarea antes tan fácilmente ejecutada y ahora tan pésimamente llevada a cabo, es frustrante y hasta desesperante.


¿Has intentado aprender un idioma nuevo con 30 años?

Terminas de ver una película que te ha llegado a remover por dentro, la historia te parece de una originalidad tremenda y el trasfondo de la trama te parece un fiel reflejo de la más profunda esencia de las relaciones entre personas. A todo esto, desde tus básico conocimientos de imagen y fotografía, el cómo la cámara ha captado cada uno de los escenarios y colores que envuelven la historia a lo largo de la trama, te parece, cuanto menos espectacular. Así pues, la película te ha sugerido miles de historias y sentimientos que afloran a tu verbo en forma de miles de imágenes, adjetivos y metáforas. Al rato quedas con alguien que no habla tu idioma:

- How was the movie?
- ehhh... uhmmm... good. Great story and incredible photography, I think that the story is really... good and... uhmm...

Es todo lo que alcanzas a decir, el resto de grandes ideas y pensamientos se quedan en tu baúl español que sólo los hispano-hablantes entienden, y a veces con problemas.


¿Has intentando volver a aprender a andar de nuevo con 30 años?

Saliste de la operación hace un mes, parece que, so far, todo ha ido bien, ahora comienza la rehabilitación. Tu pierna está en buenas manos, te sientes con energía y lleno de ganas de volver a caminar como lo has hecho toda la vida, sin esfuerzo y sin pensar en cada paso cómo hacerlo. Sientes que en cuanto vuelvas a caminar nunca más vas a sentir esa pereza de levantar tu cuerpo para andar, de pensar que no tienes leche en la nevera e ir al supermercado andando es un rollo y está lejos, "mejor voy en coche".

Estás recostado en la camilla, el médico le dice a tu oído que levantes los dedos del pié izquierdo, tu oído le pasa el mensaje a tu cerebro, quien, en un acto reflejo, sin parar a pensar ni un momento, le ordena a los dedos de tu pié que se levanten, pero estos, en vez de ir para arriba, van para abajo, lo mejor de todo es que necesitas que tus ojos le digan a tu cerebro que su orden ha sido desobedecida, por que si no, este creería que todo ha ido bien. Lo intentas nuevamente, pero la frustración nace en el momento en que tu cerebro le dice a tu conciencia que no tiene otra manera alternativa de dar esa orden, que la orden es correcta, el receptor desobedece... pero cómo vas a enfadarte con el receptor si, tras meses de inmovilidad, por fin responde, mal, pero responde.


Es curioso ver cómo tres cosas tan sencillas como escribir, hablar y andar pueden llegar a ser, en ciertas circunstancias, lo más complicado a lo que te has enfrentado en tu vida... ¿o debería decir a lo que te has vuelto a enfrentar en tu vida?, pues estas tres cosas son adquiridas, las tuviste que aprender cuando eras un niño que apenas sabías no mearte encima. Es curioso ver qué difícil es aprender lo que aprendemos cuando somos pequeños, el trabajo que llega a realizar el cerebro de un niño en sus primero años de vida creo que no es comparable con ningún esfuerzo posterior. ¡Así pues, vuelve a pensar como un cachorro y andarás!