24 de diciembre de 2008

Sin plumas



El ser humano se mueve por variables muy simples, y en el fondo poco numerosas. Ilusión, Cariño y quizá ambición. Hay quien vive permanentemente ilusionado, hay quien permanentemente se siente desilusionado. Hay quien vive dando cariño en cada paso que avanza, hay quien demanda continuamente cariño. Los hay que viven modestamente, los hay que se conforman y los hay ambiciosos a rabiar.

Seguro, cierto y necesario es que existan otras variables para conformar la psique humana, pero estas tres, en una misma coctelera, son ingredientes perfectos para preparar un combinado explosivo, de los que te pueden dejar una resaca de días.

Quizá tú nunca lo sepas y eso es lo que te tortura. Quizá él nunca tuvo ambición pues siempre lo tuvo todo, quizá si que tenga cariño y la capacidad de amarte, quizá su almohada esté empapada de ilusiones, sus sábanas sucias de desilusiones y su colchón cansado de soportar su peso, día tras noche...

Quizá sueña contigo y quizá se despierta con ilusión, con ilusiones. Quizá cuando apareces, cuando vuelves a ser realidad, dejas de ser un sueño, una ilusión, te conviertes en realidad y pasas de la almohada a las sábanas, de los sueños a los hechos. Traspasas el umbral en el que dejas de ser un recuerdo cómodo a una realidad a la que no sabe enfrentarse, pues nunca tuvo ambición que le enseñase a pelear, que le enseñase a defender su corazón de su comodidad, su cariño de su vanidad.

Tú, que te mueves por cariño, que no temes a la ilusión y que haces las cosas con energía, con ganas, con ambición; no entiendes que alguien pueda comportarse de un modo tan vulgar, tan vacío de cariño, tan cobarde, como un niño que se esconde. Tú, que vas con la cara por delante, que no escondes lo que sientes, lo que quieres ni lo que piensas, no encajas en tu corazón que sea incapaz de molestarse por verte, por abrazarte, por demostrarte que te quiere, que se quiere, que es capaz de reaccionar por encima de lo habitual, de lo insustancial, de lo que nunca entederás, pues tú vives y sueñas en libertad.

Yo, que conozco tu corazón, no puedo entenderle a él, no puedo entender que no aprenda de una hija que le ha demostrado que se puede vivir dando la cara, hablando con el corazón y entregando lo que se siente sin tener miedo a perder lo que vaya Dios a saber que teme perder.

Lo malo, es que cuando la ilusión te la quitan de golpe, todo desaparece, los recuerdos se quedan en una foto en blanco y negro, pero tú y tu sonrisa desaparecen, se borran y los columpios de la infancia se quedan vacíos, moviéndose solos con el repicar de las cadenas, mecidos por el fantasma de lo que un día fue habitual y ahora no es mas que un sueño borroso que cada vez cuesta más soñar, pues cada vez cuesta más consentir que él permita que los columpios de tu ilusión se balanceen solos, sin cariño y sin esperanza. Y el parque donde un día jugaste su convierte en un solar dentro de su corazón, dentro de tu comprensión.


2 comentarios:

godoy 5.0 dijo...

los que nos movemos por impulsos, por mostrar sentimientos y por grandes ilusiones es lo que tenemos, que las caidas son mayores pero los buenos momentos son inexplicables!!!
Muchas sensaciones al respecto, quizás demasiadas, diferentes partes, varios argumentos, un cocktel de pensamientos que afloran, un sin fin de vivencias...

C. dijo...

Suerte de los recuerdos y la imaginación... que nos permiten ser albañiles de los mundos en que perdernos, y allí vive todo lo que necesitamos.