1 de julio de 2007

Sin fronteras

Seguramente cada día una ciudad, un país y una vida diferente. Seguramente caras distintas, costumbres distintas y distintos tipos de públicos, en algunos casos distintos tipos de monedas en la gorra. Distintos estados de ánimo con distintos remedios locales.

Andar por el mundo con un pentagrama como camino, un acordeón como forma de ganarse la vida y un compañero para mitigar la fatiga, es una forma de vida en la que muchos de nosotros sucumbiríamos en la desesperación al tercer día. Acostumbrados a un salario, a una casa y unas rutinas establecidas. Acostumbrados a tener como meta la estabilidad del mundo que nos rodea e, igualmente, acostumbrados a que se nos hinche el ego cuando vemos lo que tenemos y lo comparamos con lo que otros tienen.

Efectivamente, yo tengo un ordenador y una casa, ellos no tienen fronteras.

1 comentario:

Shadow dijo...

Qué excelentes palabras ...bien dicho!! ... Pero seguramente tambien debemos meditar que las fronteras nos las imponemos nosotros mismos, no por un salario y una estabilidad, debemos sucumbir a tener fronteras, ya que precisamente el punto es que las limitaciones no están dadas a nuestras formas de vida, sino a nuestras formas de mentes y espíritus.

Saludos